Cada visita al médico se resume en múltiples preguntas con las que el doctor va perfilando las posibles causas de la afección y su posterior tratamiento. Pues bien, si este volumen de datos e información es masivo, la precisión del tratamiento y el posible impacto de la enfermedad en el paciente se dispara. Lo que sucede es que la capacidad humana es limitada y en esta correlación en la que más información equivale a un diagnóstico más preciso, el hombre pierde frente a la máquina.